¿Cómo construimos los problemas?

 

Existen en la vida una infinita cantidad de situaciones que podemos denominar “problemas”, pero lo que está claro es, que lo que es para uno un problema, para otro no tiene por qué serlo. Así pues, qué es aquello que nos hace percibir ese acontecimiento como un problema. La respuesta es clara, nuestros pensamientos y emociones, o mejor dicho nuestra realidad.

Podríamos definir la realidad como la existencia certera y efectiva de algo o alguien. Paul Waztlavick, preguntaba “¿es real la realidad?”. La respuesta es difícil.  Para poder responder a esta pregunta y entender la dinámica de los conflictos y problemas, podemos remontarnos en el pensamiento constructivista, el cual entiende la realidad como una construcción hasta cierto punto “inventada” por quien la observa, es decir, no existe una verdad verdadera. Es en este punto donde entra en juego el punto de vista subjetivo.

El punto de vista subjetivo es el creador de los conflictos. Pongamos un ejemplo. Estamos amueblando nuestra casa y vamos a comprar la mesa para el comedor. Es cierto que no iremos a la sección de camas, por lo tanto si son dos personas las que tienen que elegir la mesa, no discutirían por saber a qué sección ir, irán a la de mesas. Pero en el momento de elegir, una persona puede pensar que la mesa que su pareja quiere es de mala calidad en cambio su pareja piensa que es de una alta calidad, aparece entonces una situación en la que estas dos personas podrían discutir.  Encontramos dos situaciones diferentes, una que puede dar lugar a un problema y otra que en absoluto lo sería. Por lo tanto podemos separar la realidad en dos apartados. La objetiva o la subjetiva o como Paul Waztlacivk hacía, en realidades de primer orden y de segundo orden.

Por un lado están las realidades de primer orden, aquellas de pensamiento único, una manzana es para todo el mundo una manzana, igual que una mesa es una mesa. Realidades donde el punto de visto no interviene. Y por otro lado, las realidades de segundo orden las cuales podemos moldear o diseñar según nuestros pensamientos o emociones, que esa manzana que es para todo el mundo una manzana, para uno estará rica, para otro no, que la mesa sea de buena o mala calidad. Es decir aquella realidad donde la persona pone en marcha su punto de vista y construye a través de este. Esta realidad tiene siempre una connotación, si seguimos con el ejemplo de la manzana, para uno esta rica porque es dulce y le produce un sentimiento, el placer, pero para aquel que la misma manzana la encuentra demasiado dulce, le produce un sentimiento contrario al placer, como podría ser la tristeza. Lo que esto indica es, que toda realidad de segundo orden nace de uno mismo, con un pensamiento y nos genera una emoción o viceversa, la emoción construye un pensamiento.

El problema en la sociedad es que no somos conscientes de esta realidad de segundo orden, porque que yo no sienta, piense o me emocione de un modo no significa que no exista, que uno no llore con un film dramático no significa que no sea triste. La dificultad ante esto es entender que existen tantas realidades como personas, cada uno la construirá a su modo de ver, sentir o entender. Y esta es la base de todos los problemas, de las discusiones, el creer que nuestra realidad es la única verdad verdadera que existe. 

Por esta razón, tanto en la vida como en la terapia, es importante entender la realidad de los demás y esforzarnos en comprender la realidad de segundo orden, que es lo que se denomina empatizar, ver el mundo con sus ojos, ponerse en el lugar del otro, de manera que podamos conocer mejor sus pensamientos y emociones. Del mismo modo cuando alguien se encuentra ante una situación incómoda o que le provoca un malestar e incluso le llega a incapacitar, reconstruir para que entienda que este malestar se debe a su pensamiento, su manera de entender o percibir las cosas, o bien su modo de sentir, y ayudarle a ver esa situación con otros zapatos.  En terapia lo que intentamos es,  en primer lugar conocer a la persona en base a cómo actúa en su construcción de las realidades de segundo orden, si primero tiene una emoción y crea un pensamiento o al revés. Y en segundo lugar cuando ya sabemos la manera en la que interactúa la persona y la entendemos, empezamos a trabajar en la problemática que se ha construido.

Aïna Calahorro

Psicóloga


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