CONFIANZA Y TRAICIONES EN LA PAREJA

CONFIANZA Y TRAICIONES EN LA PAREJA

SOBRE LA TRAICIÓN Y LA CONFIANZA EN LA PAREJA

Confianza significa compartir nuestros sentimientos, experiencias e intimidad con las personas que se han ganado el derecho a que las escuchemos. También podríamos decir que la confianza es una forma de vulnerabilidad. Por eso permitirnos ser vulnerables y saber escuchar es algo recíproco, puesto que sin estos ingredientes no se puede establecer confianza. El resultado de esa reciprocidad es una mayor conexión y  compromiso. Sin embargo, nunca podremos estar totalmente seguros de que nuestra confianza no será traicionada.

Por confianza entendemos compartir nuestra intimidad con aquellas personas con las que hemos entablado relaciones y que pueden asumir el peso de nuestra vida. Otra característica de la confianza es que la construimos solo en los pequeños momentos.

¿Pero cómo forjamos la confianza entre personas? Desde luego no es hablando de fútbol y cosas intrascendentes, sino más bien de cosas íntimas. A este  respecto, hemos de tener confianza para ser vulnerables, y hemos de ser vulnerables para tener confianza. Cuando una persona nos apoya, nos respeta, es amable con nosotros, nos defiende, y compartimos con ella nuestra vida privada, está creando confianza en nosotros. Otra característica importante es que para tener confianza hay que invertir tiempo, mucho, mucho tiempo. No obstante, para perderla solo basta un instante…

En el ámbito de las relaciones sentimentales, en cada interacción existe la posibilidad de que conectemos con nuestra pareja o nos alejemos de ella. Estar por nuestra relación cuando nos necesita es crear confianza. Eso es conectar (o ser cómplices) con esa persona en vez de optar por ir a la nuestra. Cuando elegimos darle la espalda reiteradamente, la confianza en la relación se destruye gradualmente, muy lentamente.

¿Os habéis preguntado alguna vez cuál es la peor traición de la confianza dentro del ámbito de la pareja? La palabra traición sugiere experiencias de engaños, de cuernos, de dinamitar la confianza, de no ser defendidos de habladurías,  de que no nos hayan elegido. Por ejemplo: «prefiere a otra persona antes que a nosotros, nos ha mentido con respecto a algo muy importante, utiliza nuestra vulnerabilidad en nuestra contra, se ha acostado con otra persona…». Todas estas formas son traiciones. Pero hay una traición que me parece la peor y más terrible de todas: la desconexión.

Esta traición en realidad suele suceder mucho antes que todas las anteriores. Todo comienza cuando a base de distanciarse, nuestra pareja acaba con la complicidad. Me refiero a no preocuparse, a dejar que se pierda la conexión, a no estar dispuesta a dedicar tiempo y esfuerzo a la relación. Es la más peligrosa a la hora de cargarse una relación pues la desconexión siempre suele acabar con las parejas y las amistades.

Cuando las personas que amamos, o aquellas por las que sentimos una profunda conexión, dejan de preocuparse por nosotros, de prestarnos atención, de invertir tiempo o de luchar por la relación, la confianza que tanto había costado construir se esfuma. Dicha desconexión genera vergüenza y los peores miedos: sentimos más que nunca el temor al abandono, a no ser merecedores de amor, y lo que es peor, a no ser dignos de ser amados. Cuando esto ocurre nos sentimos angustiados por dentro y paralizados por fuera. La angustia se instala en nuestro cuerpo y no nos da tregua. Es posible que quien se ha desconectado de nosotros nos diga cosas como estas: «que tiene dudas y está confusa, o que no le escuchamos ni le entendemos, que no le nacen los sentimientos, o que no sabe si nos puede querer como nosotros queremos que nos quieran, que ya no sienten deseo. Si nos han dicho algunas cosas de estas es mejor que salgamos corriendo y cuanto antes mejor…».

Lo que hace que esta forma de traición sea más peligrosa que un «affaire» o muchas mentiras es que no podemos decir con exactitud de donde proviene la fuente de nuestro dolor: como no hay prueba alguna ni acontecimiento evidente, puede volvernos locos. En esta fase es posible que escuchemos lindezas, por parte de nuestra pareja, como estas: «que estamos amargados y paranoicos, o que estamos demasiado encima, no la dejamos respirar y la agobiamos muchísimo».

Cuando nuestra pareja se ha desconectado ya solemos haberle dicho lo siguiente: «Parece que ya no te importo» o «Tengo la sensación de que ya no sientes nada por mí»; pero no tenemos pruebas, y como no las tenemos, nos puede contestar sin que podamos rebatirle nada y sin que dejemos de hacer en cierto modo el ridículo.

Es importante que sepamos que la mayoría de las formas de traición no suceden de golpe. Creo que siempre hay el mismo recorrido: primero se desconectan de nosotros (nos echan de su lado rompiendo la complicidad) y después aniquilan nuestra confianza.

La confianza requiere trabajo, atención y compromiso; algo que quien se ha desconectado de nosotros hace tiempo ha dejado de hacer. Cuando esto sucede perdemos nuestra confianza, se destruye nuestra autoestima y perdemos nuestra dignidad. Por eso, si estamos atravesando una etapa donde sentimos que nos han abandonado desconectándose, deberíamos marcharnos volando.

 

Es importantísimo que cuidemos de nuestra dignidad. No estamos locos. Lo que pasa es simplemente que percibimos que ya no nos quieren. Nos tocará sufrir mucho, pero nos podremos levantar cada mañana y seremos capaces de mirarnos en el espejo sin sentirnos avergonzados de nosotros mismos. 


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